La Dualidad Que Acompaña A La Humanidad
Referencia literaria: La Flor Púrpura
Autora: Chimamanda Ngozi Adiche
La humanidad va acompañada de la dualidad como característica natural del ser, en su expresión se delata siempre, esto lleva a contemplar un ser condicionado en su lenguaje en algunos momentos, dependiendo de su sensibilidad, emoción o afectación y demás formas de expresión.
Ante esto, Se presenta un condicionamiento social que exige un sometimiento a normas que son esperadas y aceptadas por quienes corresponden a círculos sociales en donde igualmente obedecen a intereses que acogen a determinada población a su vez pertenece a grupos políticos, económicos, religiosos que separa a estos seres humanos de su sentir, de su yo auténtico y esta es la dualidad que genera verdaderos conflictos individuales, que irradia con fuerza feroz a la sociedad.
Dicho simplemente: Una sociedad donde, existe un orden social que permite la libertad de expresión, se refleja en un escenario social armónico, en equilibrio y reconocimiento sin exclusiones ni negligencias. ¡Una utopía por lograr!
Esta dualidad, se manifiesta en términos aceptados culturalmente en todos los sectores sociales: lo bueno, lo malo; estos términos nadan y confluyen en toda la población, Son términos que engendra la ilusión de ser poseedores de la verdad, que al tenerla como propia se empoderan y se otorgan como el poder de señalar al otro como el malo. Raro fenómeno en su opuesto social, político, religioso y hasta económico igual se creen dueños y dueñas de la verdad y estos por supuesto se otorgan el titulo de personas buenas. Aquí los malos se han quedado en bambalinas, el malo lo asigna al otro, aquí aparece la víctima que como en un espectro de imágenes es feo, cruel y debe ser excluido, anulado, exterminado.
¿Dónde estás tú? Por supuesto entre los buenos señalando a los malos, que a su vez hacen el mismo ejercicio y entonces, imposible creer: quien asegura ser el bueno, para su opuesto sin duda alguna es el malo.
Este juego dialéctico, social y humano ubica a los seres en escenarios grotescos, violentos y desordenados donde la sociedad vive inmersa en el dolor, la competencia y la insatisfacción. Así, se vive sin tanta reflexión.
Clara Emilce Sánchez Suar